Vivir es más que habitar. Es disfrutar, exprimir, pertenecer y compartir. Vivant recoge esta filosofía y conecta con las necesidades, inquietudes y sensibilidades de los clientes a los que acompaña. En este caso, fuimos nosotras quienes acompañamos a Paula Sopeña en el proceso de dar forma a su idea de negocio.

El arquitecto Norman Foster dijo: “Lo simple surge de lo complejo: es fácil escribir un ensayo pero es muy difícil escribir un poema”. Durante décadas este genio de la innovación y la sostenibilidad arquitectónica ha defendido la importancia de que el hogar brinde seguridad, dignidad y bienestar. Pero llevar estas tres sencillas ideas a la práctica es complejo. O eso nos parecía hasta que conocimos a Paula Sopeña, una asturiana amante de lo genuino, lo bello y lo especial que, tras años dedicándose al sector inmobiliario —dentro de agencias y como profesional independiente—, quiso trasladar su visión a un proyecto muy personal.

“Quiero diferenciarme, romper clichés, llegar de otro modo y que mi trabajo revierta en mi marca”. Paula Sopeña, fundadora y directora de Vivant

Su cercanía, vitalidad y buen gusto nos contagió desde el primer momento. Sabíamos que a nivel creativo la marca tenía potencial pero, antes de darle forma, debíamos identificar una oportunidad estratégica, viable y sostenible en el tiempo. Era esencial entender las motivaciones de los públicos objetivos de esta nueva agencia inmobiliaria y crear un relato afín.

La conexión con Paula resultó determinante para crear juntas un proyecto a su medida. En todo momento perseguimos, muy conscientemente, el equilibrio porque queríamos huir de los tópicos sectoriales sin caer en el egocentrismo, transmitir algo premium pero no resultar elitistas, crear un paraguas corporativo que no eclipsara la figura de Paula como creadora… Fueron todas estas elecciones las que nos ayudaron a soportar el branding en algo más que en un pilar estético.

Entendimos, tras analizar en profundidad el sector y el diferencial de Paula, que la marca debía ser el eslabón entre el cliente que vende/compra una casa y su estilo de vida. La marca debía escuchar, poner foco en los detalles y maximizar aquello que hace a cada persona especial. En la era del culto a la singularidad, no hay nada más valioso que atender a las particularidades, ¿verdad?

Vivant se convirtía así en el naming que sintetizaba esta apuesta por evocar estilos de vida, mientras que el tagline —Boutique inmobiliaria— recogía la naturaleza del servicio de manera clara pero evocadora. Un tándem elegante, conciso, equilibrado y alineado con la personalidad de una marca a caballo entre lo corporativo y lo personal.

Para trasladar este espíritu a la identidad visual nos inspiramos en el mundo del lifestyle editorial. ¿El resultado? Una marca con alma que rompía radicalmente con los códigos gráficos de su sector.

Web.
Definimos la arquitectura y creamos el contenido del site corporativo apostando por un storytelling funcional pero inspirador que compartiera, con claridad y cercanía, el posicionamiento de la marca.

Video corporativo y sesión de fotos.
Paula tuvo claro, en todo momento, que para presentar la marca era necesaria una pieza audiovisual que comunicara, en primera persona, la razón de ser del proyecto. Para ello desarrollamos el guion y coordinamos el rodaje de un vídeo donde convergen el amor por Asturias, el respeto por la profesión y las fuentes de inspiración que hacen de Vivant un proyecto único. La sesión de fotos se aleja de los tópicos corporativos y transmite la calidez, el encanto y la sofisticación de la fundadora.

Implementación y comunicación.
Como no solo de inspiración viven las marcas, el aspecto práctico de Vivant estuvo siempre presente con el objetivo principal de que Paula fuera autónoma en la gestión. Un plan de implementación nos ayudó a establecer tareas y prioridades, procesos y tiempos, roles y objetivos de cara al lanzamiento; y la estrategia de comunicación sentó las bases de los espacios en los que hoy Vivant conecta con sus audiencias.